Huevos revueltos con Thatcher

Algunas de las portadas de la prensa británica que recogen la noticia sobre la muerte de Margaret Thatcher.  Collage de Nick Sutton

Algunas de las portadas de la prensa británica que recogen la noticia sobre la muerte de Margaret Thatcher (09/04/2013).

Cristina Cerdeira 

Su perfil político y personal ha sido y sigue siendo desgranado como cual espiga, deteniéndose en cada grano, en horas y horas de informativos o páginas de periódicos, a través de artistas que la retrataron, amigos personales o periodistas políticos que le siguieron los pasos en su época como primera ministra del país (1979-1990), la primera y única mujer que ha logrado dirigir Reino Unido. Una programación con la que Margaret Thatcher estaría agradecida porque, como relataba uno de sus íntimos, «era una persona muy afectiva y agradecida».

El funeral con honores militares se celebrará la semana que viene, con la misma pompa y circunstancia que el de Lady Di en 1997 o el de la madre de la reina Isabel II en 2002, en la Catedral de Saint Paul. Aunque da igual. No me entiendan mal, quiero decir que poco importa si el fastuoso evento tarda una, dos o tres semanas, o incluso meses, en celebrarse. De este personaje, al que todos se refieren con pasión -para bien o para mal ya es harina de otro costal-, se seguirá hablando en los hogares británicos.

Quizás no me asalten a preguntas en el desayuno, como hoy, teniendo encima de la mesa unos huevos revueltos y los periódicos con ‘las caras’ de Thatcher -de joven, de mayor, sonriendo, con rostro serio, etc.-, sobre la imagen que se tiene de la Lady Iron en España, pero quizás lo hagan en la hora del té de cualquier día lluvioso en el que, habiéndonos callado todos, el “¡qué día más horrible!” no consiga reavivar otra hora de sillón.

Pero hoy sí, hoy desayunamos dosis altas de cabeceras de prensa, que también quedarán para la historia, por lo menos para la historia de mi biblioteca personal. Todavía no sé si las guardaré cerca de las que relatan la alegría de la coronación de la Selección Española de fútbol en Sudáfrica, donde fuimos campeones mundiales, o junto a las que lloraron, como también lloramos nosotros, la imagen de las Torres Gemelas de Nueva York desplomadas. Tendré que decidirme. O no. Quizás la Dama de Hierro se merezca inaugurar una caja aparte.

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